EL GRAN PSIQUIÁTRICO: LA CALLE
Por MARCO ESTUDILLO BERNAL , Boletin|7 de Julio
ENSENADA GLOBAL

La gran variedad de problemas sociales que involucran a personas viviendo en la calle, a mujeres y hombres embestidos por diversas razones que los han alejado de todo núcleo social, esta dimensión de temas tan devastadores que además tiene que ver con asilos, orfanatorios, casas de paso para jóvenes, centros de rehabilitación y enfermos psiquiátricos, representan asignaturas pendientes y que deben enfrentarse por el gobierno en sus tres niveles en conjunto con la sociedad organizada.

EN CONTEXTO ENFERMOS PSIQUIÁTRICOS

Se estima que entre 450 y 500 millones de personas en el mundo presentaron algún trastorno mental durante 2016. Si bien existen discrepancias en cuanto a los números precisos, la OMS calcula que más de 300 millones padecen depresión, 60 millones trastorno bipolar y casi 21 millones esquizofrenia. Además, casi un millón de personas se suicidan al año, lo que representa más muertes que las producidas por las guerras y los desastres naturales.

El 15% de la carga económica mundial por enfermedad y el 33% de los años vividos con discapacidad son atribuibles a los trastornos mentales.5 La depresión, los problemas asociados al consumo de alcohol, la esquizofrenia y el trastorno bipolar están entre las seis causas principales de discapacidad, con una tendencia al alza. Para el 2030 la depresión será la segunda causa de disminución de años de vida saludable a escala mundial y la primera en los países desarrollados.

De toda la vida, en el municipio hay una carencia total de infraestructura, presupuesto y entendimiento para enfrentar ésta realidad común, que los gobiernos federal y estatal nunca han abordado y que hoy representa un reto sustantivo para todos los ensenadenses.

Las personas con problemas psiquiátricos viviendo en la calle, representan un peligro para ellos mismos, para los demás, generan miedo, incertidumbre, desconfianza y lo peor, constantemente son vulnerados en sus derechos humanos más fundamentales.

Con frecuencia son tratados como menos que humanos, son pisoteados, golpeados, están literalmente abandonados y continúan sin una esperanza de atención y mejora y en muchos casos, las familias no están equipadas emocionalmente o económicamente para ofrecerle mejores oportunidades a un pariente que vive con un reto psiquiátrico. Lo viví de niño, al ser hijo de un enfermo de esquizofrenia en un ambiente de pobreza extrema; lo viví después atendiendo agresiones de una enferma psiquiátrica; tal vez recordatorio de un dios a quien a los 11 años de edad prometí una responsabilidad social permanente en mi vida si le daba un poco de salud a mi padre, en fin, a partir de ahí más motivado a estirar la cobija por los demás.

La conciencia de ésta realidad, representa oportunidades para reenfocar a nuestra sociedad y gobierno en un tema de total relevancia, porque nadie de nosotros está exento de vivir la agonía de una enfermedad mental en la familia y no encontrar apoyo, no encontrar herramientas, no encontrar instituciones, vivimos, sin duda todos, como una sociedad ampliamente vulnerable.

Con voluntad política y social, el legislativo local y federal podría etiquetar presupuesto para el estudio, análisis, diagnóstico y creación de infraestructura para abordar el tema como política pública asertiva hacia un sector totalmente olvidado y a este esfuerzo, se le debe sumar la voluntad del ejecutivo estatal y los ejecutivos municipales.

Posiblemente la redistribución de los presupuestos, podría generar que de áreas como Bienestar, Comunicación Social, Salud e Infraestructura, entre otras, podrían moverse recursos para iniciar con un programa estatal sin precedentes que le de vida y esperanza no solamente a los pacientes, sino a sus familias y a la sociedad en su conjunto, eso sí sería muestra de gobiernos sensibles y proactivos hacia los sectores más vulnerables.

Y en éste orden de ideas, fácilmente la sociedad y los sectores productivos se sumarían, en una campaña poderosa por la dignidad de la vida, en donde todos, absolutamente todos cabemos.

Es un tema de humanidad, al que hay que entrarle con toda responsabilidad, compromiso y conciencia. Además, al atender a los enfermos en la calle en el primer cuadro de la ciudad generaríamos hasta una mejor imagen para el desarrollo de los negocios, el turismo particularmente, que hoy se ve afectada por quienes rondan en la zona, debajo de los puentes, tirados frente a negocios; todos ganan. Así también de olvidados tenemos asilos y orfanatorios, y jóvenes huérfanos que cumplen sus 18 años sin un oficio que requieren una casa de paso como transición hacia la vida, tanto por resolver.

El columnista es Contador Público, consultor de empresas, emprendedor, Presidente de Consulten. Facebook: @MarcoEstudilloBC @Instagram: @marcoestudillomx @Twitter: @estudillom_mx