Rechazan agua de reuso
Por Nicté Madrigal, Periodico El Vigia|8 de Septiembre
Comerciantes, empresarios y algunos vitivinicultores aseguran que podría impactar al Valle de Guadalupe la utilización de líquido tratado

Ensenada, B. C.

Empresarios, comerciantes e incluso vitivinicultores del Valle de Guadalupe, rechazan el uso de aguas tratadas para uso agrícola en la zona, debido a que no conocen ningún tipo de estudio que, además de garantizar que no habrá efectos nocivos, les indique que se trata de una opción viable.

Luego que el titular de la Secretaría de Fomento Agropecuario (Sefoa), Manuel Valladolid Seamanduras, anunciara que incluso ya están trabajando en las bases de licitación para traer aguas de reuso de Tijuana (planta La Morita), enfatizaron en que, previo a ello, el tema debe ser objeto de consulta.

Alejandro Guzmán Lavenant y Francisco Moreno, advirtieron que, de lo contrario, los efectos psicológicos (entre población, turismo y mercado) puede ser devastadores, además de que no se tienen (o al menos la mayoría desconocen), los estudios económicos, biológicos y todo lo relacionado con los impactos.

Insistieron en que el efecto psicológico que esta medida tendría para el turismo al conocer el uso de aguas tratadas en los productos que consumen.

"Si se llega afectar, se llevarán a la pujante industria gastronómica, bajaría la plusvalía de la tierra. Será un gran golpe y eso es lo que nos mantiene preocupados. Somos empresarios, pero también somos profesionistas que hemos estudiado al valle, lo conocemos en su mecánica en todos sus aspectos y consultamos a especialistas en cada tema”, establecieron.El valle, más allá del vino

Observaron que el Valle de Guadalupe se ha convertido en uno de los principales destinos de México, no sólo por el vino, aunque ese fue el punto de partida.

Actualmente, por ejemplo, "los hatos de borrego han estado creciendo. Son pequeños hatos diseminados ante el incremento del consumo, tenemos siembra de hortaliza para exportación y una serie de actividades económicas que se verían afectadas”.

Sostuvieron que 8 de cada 10 visitantes al Valle de Guadalupe, van a consumir alimentos.

Con esta medida, declararon, se afectaría una economía que tiene un factor importante: es dinero fresco.

"El dinero fresco para Ensenada llega vía pago de nómina de empleados federales y eso es muy pequeño. El turismo es que lo genera y el valle es el que más aporta a Ensenada”, acotaron.Impactos en plantaciones

Los entrevistados, en la importancia de que se den a conocer estudios que establezcan todos los impactos directos, y los impactos a mediano y largo plazo en plantaciones.

"Se deben contemplar todos, pero sobre todo los efectos a largo plazo y ese estudio no se hace en poco tiempo. Se requieren alrededor de seis años y no conocemos ni uno de dos años”.

Indicaron que se tendría que analizar el comportamiento de la planta porque se irá degenerando.

"Se importaron varietales de Europa, se fueron aclimatando y el valle dio uvas de excelente calidad pero se han hecho criollas. El criollaje tiene su elasticidad, su rango, pero toma su tiempo. La planta tiene su tolerancia y van a sufrir estrés y se irán saturando”, detallaron.

El problema con el uso de aguas de reuso, es que no solo se trata de plantaciones de vid, el problema es que esta situación afectará a otros renglones.

Consideraron además que el costo sería altísimo para alcanzar los estándares (de tratamiento de aguas residuales) que tiene Estados Unidos (ya que es un tema abordado, al respecto) y "los efectos negativos para toda la economía y dinámica del Valle de Guadalupe, llegarán en menos de lo que tardará en llegar el agua al valle”.Mayores estudios

Alejandro Guzmán Lavenant y Francisco Moreno, estimaron además que los estudios que se requieren para la implementación de un proyecto para el uso de aguas tratadas, deben ser elaborados por institución desvinculada al gobierno.

De consolidarse el plan, dijo Moreno, también deberá quedar claramente establecido el nivel del riego y todo lo relacionado con indemnizaciones que deberán ser cubiertas por parte de los responsables de la dotación de agua.

"No sabemos nada del tratamiento, de la calidad, de la construcción de la red de distribución y su costo, los volúmenes de consumo, los costos…”.

Guzmán Lavenant observó que al paso de los años, se van a afectar los mantos freáticos y con ello a toda la población.

Y enfatizó "el problema del agua en el Valle de Guadalupe es el crecimiento. En tres años han aumentado las plantaciones en un 60 por ciento. La capacidad del valle está al tope”.